El blanco merengue alegra la vida

Me han dicho que mi Iker Casillas, santo él, quiere que le trasplanten el embarazo de su Sara Carbonero como le han trasplantado el flequillo, todo con tal de que su Sara no tenga fatigas. Eso sí que es interesante. Y no es que en el Barça no ocurran cosas dignas de ser contadas por una servidora, pero, a ver, a modo de ejemplo y dicho con todos los respetos, entre hacer la pretemporada en el Muro de la Lamentaciones y hacerla en Miami Beach no hay color.

Por eso he pedido en Can Barça un régimen de compatibilidades a nivel, como mínimo, del que tiene el marido de la Cospedal. O del de mi Alfonso Díez, al que se ve que ya se le quedan chicos y estrechos Dueñas, Liria, Arbaizenea, Monterrey, La Albahaca, Las Cañas y el resto del patrimonio inmobiliario de mi CayetanaAlba, y quiere su espacio propio, esa casita de viudo que se está rehabilitando en Sanlúcar de Barrameda. Y es que de mi Alfonso se podrá decir lo que sea, pero buen gusto no se le puede negar al hombre. Por elegir Sanlúcar, digo.

Aunque, puesta a elegir una guía de vida dentro de la amplia y variada familia, prefamilia y parafamilia Alba, prefiero a mi Genoveva Casanova. A requerimiento de mi Manuel Jabois en este periódico, mi Genoveva ha dicho que practica una técnica «para controlar la mente y vaciarla de cualquier pensamiento». Eso me recuerda el título de aquella novela experimental de Pedro J.de la Peña, El vacío vacío. Y es que la mente de mi Genoveva es, en esencia, filosófica. Según sus declaraciones, creo que sus filósofos de cabecera son Sartre, Nietzsche, Schwarzenegger…Uy, no sé si Schwarzenegger es uno de los filósofos favoritos de mi Genoveva. Bueno, pelillos a la mar –espero que mi Casillas no se dé por aludido–, si mi Genoveva, teniendo ella la mente vacía de cualquier pensamiento, confundió a Cervantes con Quevedo, también una puede confundir a Schwarzenegger con otro filósofo. Lo malo es que luego viene mi Luis María Anson y te hace un artículo.

Bueno, a lo que iba, que a partir de ahora me voy a pasar la vida en el puente aéreo, o en el AVE Barcelona-Madrid y viceversa. Una tiene que buscar estímulos variados para sus dotes de masajista en otros lares: concretamente, en el Madrid. Espero que nadie le vaya a la ministra Báñez con el chivatazo de mi pluriempleo. Lo hago por prurito profesional, por entretenerme, y por la crisis. Porque, volviendo a los Alba: cómo será esta crisis que mi Cayetana ha tenido que vender hasta el bidé… En Christie’s, pero el bidé.